Si alguna vez te has preguntado por qué algunas fotos de retrato transmiten autoridad, cercanía o misterio, la respuesta está en el encuadre. No es solo una cuestión de gusto, sino de cómo la composición influye en la percepción de quien observa la imagen. Cada encuadre tiene una intención y comunica algo distinto. Y si te dedicas a la fotografía de retrato corporativo, esto es clave para reforzar la imagen de marca de un directivo o gerente. Así que, aquí te explico las diferencias entre los encuadres más utilizados en retrato y cuándo conviene usarlos.

1. Encuadre Plano General
El plano general muestra a la persona de pies a cabeza, incluyendo parte del entorno. Es común en sesiones editoriales, branding personal y retratos donde el espacio juega un papel en la narrativa visual. En fotografía corporativa, puede servir para retratar a un CEO en su oficina, transmitiendo liderazgo sin aislarlo de su contexto. Según Michael Freeman en La mente del fotógrafo (2016), este encuadre enfatiza la relación entre el sujeto y su ambiente, ideal cuando queremos que el entorno también cuente parte de la historia.

2. Encuadre Plano Americano
Este encuadre, que recorta al sujeto a la altura
de las rodillas, proviene del cine western, donde era importante mostrar las armas de los personajes sin alejar demasiado la cámara. En retrato corporativo, es útil porque equilibra presencia y contexto. No es tan cerrado como un primer plano, pero permite ver el lenguaje corporal y la postura sin distraernos demasiado con el fondo. Joel Sartore en Photographing People (2018) menciona que este encuadre da una sensación de confianza y accesibilidad, siendo ideal para retratos profesionales de perfil público.

3. Encuadre Plano Medio
Uno de los más usados en fotografía de retrato. Enmarca desde la cintura hacia arriba y se utiliza para transmitir cercanía sin perder presencia. En el mundo corporativo, es un clásico para perfiles de LinkedIn y material de comunicación empresarial. Según Scott Kelby en The Digital Photography Book (2020), este plano es efectivo porque equilibra expresión facial y lenguaje corporal, logrando una conexión rápida con el espectador.

4. Encuadre Primer Plano
Aquí el foco está en el rostro. Se encuadra desde los hombros hacia arriba, resaltando la expresión facial y la mirada. Este tipo de encuadre es clave en la comunicación no verbal, ya que los microgestos pueden cambiar completamente la percepción de la imagen. Paul Ekman en Emotions Revealed (2003) explica que la expresión facial es la herramienta más potente para comunicar emociones universales. En retratos corporativos, este plano transmite autoridad y confianza, pero también puede ser íntimo si la iluminación y la postura son más relajadas.

5. Encuadre Primerísimo Primer Plano
Este encuadre es todavía más cerrado, mostrando solo el rostro desde la barbilla hasta la frente. Se usa para enfatizar emociones y detalles faciales. Es poco común en retrato corporativo porque puede sentirse demasiado invasivo, pero en ciertos casos (como fotografías de alto impacto para medios o publicidad) puede ser efectivo. Su uso en psicología visual ha sido estudiado por Rudolf Arnheim en Arte y percepción visual (1974), donde se destaca su capacidad para intensificar la lectura emocional del espectador.

6. Encuadre Plano Detalle
No es un retrato convencional, pero es importante mencionarlo. Se centra en una parte específica del rostro o del cuerpo (ojos, manos, boca) para reforzar un mensaje visual. En el mundo corporativo, puede utilizarse para enfatizar un anillo de graduación, una mano en la barbilla en posición pensativa, o una mirada intensa que hable por sí sola.
Elegir el encuadre adecuado no es solo cuestión de estética, sino de estrategia. Cada plano transmite un mensaje distinto y tiene un impacto en la percepción que los demás tendrán del retratado. Como retratista, entender estas diferencias te permite crear imágenes que no solo sean visualmente atractivas, sino que comuniquen de manera efectiva la esencia del sujeto.
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